Ícaro
— ¡Joder!—, gritó.
Tres gotas de cera surcaban su rostro.
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Enojo celestial
— ¡Fiat caos!— gritó. Y fue el final.
El crítico
Redujo mi cuento a la perfección
del punto.
Final inesperado
El asesino era el autor de la
novela.
El escritor
Puso punto final y murió
extenuado del esfuerzo.
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