lunes, 14 de octubre de 2013








Ícaro
  ¡Joder!—, gritó. 
Tres gotas de cera surcaban su rostro.


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Enojo celestial
— ¡Fiat caos!— gritó. Y fue el final.

El crítico
Redujo mi cuento a la perfección del punto.

Final inesperado
El asesino era el autor de la novela.

El escritor
Puso punto final y murió extenuado del esfuerzo.

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