Sueño
Soñé que vivía.
Andaba por las arenas con mi vestido blanco y mi cara cubierta por un velo. Los
hombres venían a buscarme para meterme a la casa.
—Sabes que no
puedes andar por ahí caminando. Las mujeres están cociendo el barro, preparando
las ollas para guardar el grano.
—Lo sé. Yo
también lo estaba haciendo. Sólo he tomado un receso. ¡Miren mis manos! Están
impregnadas de barro. Ya voy a regresar. ¿Por qué no puedo salir a ver el azul
del cielo? Me gusta tanto el cielo.
Entonces me
capturaron y me encerraron en aquel cuarto oscuro desde donde no podía ver el
cielo. Estuve días sin comer. A pura agua. Y morí.
Me clavaron
miles de agujas por todas partes. ¡Hasta en los ojos! Me estaban embalsamando.
Así querían mantenerme por los siglos de los siglos, para que un inglés viniese
a descubrir mi momia y me llevara para el museo Británico.
Por culpa de
ellos no he podido mirar más nunca el cielo. ¡Si me hubiesen enterrado ya
estaría allí!
De cualquier
modo, nadie puede evitar que a veces sueñe que estoy viva. Entonces, vuelvo a
ver aquel, mi cielo egipcio, teñido por el sol anaranjado del desierto.
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