lunes, 14 de octubre de 2013


Sueño



Soñé que vivía. Andaba por las arenas con mi vestido blanco y mi cara cubierta por un velo. Los hombres venían a buscarme para meterme a la casa.

—Sabes que no puedes andar por ahí caminando. Las mujeres están cociendo el barro, preparando las ollas para guardar el grano.

—Lo sé. Yo también lo estaba haciendo. Sólo he tomado un receso. ¡Miren mis manos! Están impregnadas de barro. Ya voy a regresar. ¿Por qué no puedo salir a ver el azul del cielo? Me gusta tanto el cielo.

Entonces me capturaron y me encerraron en aquel cuarto oscuro desde donde no podía ver el cielo. Estuve días sin comer. A pura agua. Y morí.

Me clavaron miles de agujas por todas partes. ¡Hasta en los ojos! Me estaban embalsamando. Así querían mantenerme por los siglos de los siglos, para que un inglés viniese a descubrir mi momia y me llevara para el museo Británico.

Por culpa de ellos no he podido mirar más nunca el cielo. ¡Si me hubiesen enterrado ya estaría allí!

De cualquier modo, nadie puede evitar que a veces sueñe que estoy viva. Entonces, vuelvo a ver aquel, mi cielo egipcio, teñido por el sol anaranjado del desierto.

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